Historia de mis Souvenirs: Las Tacitas de Nieve para el café

 


     Una de mis pasiones ha sido siempre apreciar las tazas de porcelana, tanto que mi hija Gisella, una vez en el Museo Británico de Londres, me dijo... mira 'parece que estamos en casa' y que tranquilamente yo podría abrir una exposición de tazas de porcelana como museo.  Por esa razón decidí escribir acerca de las tacitas de café.  En realidad, lo que me fascina es el té y tengo también las tazas de té, pero hoy, exclusivamente, mi historia está vinculada a las tazas de café.  En la foto de arriba, pueden apreciar varios tipos de tazas para servir café, el juego de las tazas griegas compradas en Atenas, el juego de tazas belgas en forma de V muy antiguas, donadas por la abuelita de Henk, mi yerno; las tacitas de Blumenau que las compré en una de mis visitas al sur de Brasil, las tacitas japonesas labradas con lindos y suaves trazos conteniendo dibujos japoneses heredada de la Sra. Etelvina, mi suegra; la tacita francesa caracterizada por la forma de su plato que es como una bandejita para acompañar un buñuelo o un dulce junto con el café, obsequiada por Marie Pierre,una gran amiga; las tacitas peruanas en forma tubular con una delicada flor dibujada a mano y que las tengo hace 40 años y las dos tacitas rojas que lucen esplendorosas en el primer plano de la foto con diseños de flocos de nieve.  ¡Es la historia de este souvenir que les quiero compartir hoy! 

      Hacer un regalo no es tan simple que digamos. No necesariamente hay que conocer a la persona, saber sus gustos o saber qué podría agradarle simplemente por pensar en la nacionalidad de ella. ¡Cuidado con estereotiparla!!   Hacer un regalo para una persona que te cayó bien, visitó tu país y quieres que se lleve una recordación. ¡Esa es la idea!  Fue asi que surge toda una historia que pasaré a contarles y que, tal vez, les sirva de ayuda e incentivo para que lo piensen y se animen a experimentar una historia similar.

      Para esto, necesito remontarme al 2003 cuando hice un intercambio de estudios para practicar inglés a nivel profesorado y viajé a Indiánapolis-Indiana. En esa época pagué el viaje y los gastos de alojamiento ya que me conseguí una beca o mejor dicho un 'internship' donde pude estudiar por las mañanas y trabajar por las tardes, para compensar los gastos de los estudios. Trabajé en el centro de idiomas de la propia universidad de Indianápolis como asistente de la Directora, Adele Tyson,  Fue muy bueno.  Con esa experiencia y después de tres años, me dije a mí misma... ¡Voy a buscarme otra oportunidad de viajar y practicar el idioma a la vez y sobre todo, que no me cueste casi nada! 

    Fue así que en el 2006 viajé a Hillsdale, Michigan. Busqué en Internet colegios y universidades y recuerdo que escribí a tres escuelas diferentes en USA.  Fue Hillsdale Academy que me respondió primero y me aceptaron. Pero, ¿qué escribí y cómo lo conseguí?  Existen muchas barreras que nosostros mismos nos imponemos sea por tradición o por cultura. Imagínense viajar a un país distante, tratar con personas jamás vistas y sin ninguna recomendación o una 'persona influyente' que te ayude a conseguir ese contacto. Yo no lo pensaba así, yo creía en mi trabajo y en mi profesionalismo y, entonces, se me ocurrió hacer un intercambio por mi cuenta. Sí, escribí al director del colegio y de la Universidad de Hillsdale presentándome como profesora de idiomas y hablando un poco de mi metodología de enseñanza, con la intención de intercambiar conocimiento y prácticas. Tuve mucha suerte que del otro lado, la persona que leyó mi correo electrónico le gustó mi visión y me invitó a ir a su escuela y centro de idiomas de la universidad.

     Me sentí muy contenta y ansiosa porque era ¡la oportunidad que deseaba!  Me dediqué a trabajar y preparar un documento exponiendo mi método de enseñanza para llevarlo conmigo, obviamente, todo en inglés. Me preparé para el viaje y las coordinaciones para tal, fueron desde un inicio, increíble!  La dirección del colegio me envió documentos para poder presentar al momento de hacer migraciones en el país de llegada. Era una visitante y ya ilustre, ¡por lo visto!  Recuerdo que llegué a Chicago y luego me dirigí a Detroit, donde me esperaba una van azul con la bandera y símbolo de la Universidad de Hillsdale.  Era lo que me habían ofrecido -buscarme en el aeropuerto.  Llegando, me recepcionó la secretaria del director, una mujer alta y muy simpática la que me guió hasta el sector de dormitorios de la Universidad. Parecía un hotel.  Me dieron mis llaves y ella me acompañó hasta mi dormitorio que en realidad no era ¡un dormitorio! y sí una casa! una suíte tan grande, tan linda, que me quedé absolutamente sorprendida. No esperaba por todo eso. Había una sala de estar, el dormitorio grande y completo, una pequeña cocina toda bien equipada, mesa de planchar, televisor y una ventana muy grande con una vista espléndida! Audin, la secretaria me dejó instalarme y en menos de cinco minutos, era ella nuevamente con una canasta de frutas, yogurt, barras de chocolates, jugos y varias cosas deliciosas.  Me dijo que descansara y que luego me buscaría por la noche para conversar sobre la agenda de trabajo.  Asi fue, ella me hizo un itinerario de mis días, horarios, qué clases me interesaba observar y cuándo daría yo mi clase de español.  El primer día en el colegio, conocí a los profesores, que todos temerosos me decían: 'How long will you be here with us?'  'Will you work here?' Y yo les respondía, soy solo una visitante (¡no les voy a quitar el trabajo a nadie! jajajajaja), conocí las instalaciones, los salones de clases y, por supuesto, al director, la persona que me respondió mi propuesta de observación de clases en su Institución.  Charlamos largamente. Yo le llevé un reloj de una piedra de quartzo con el molde del mapa de Brasil que lo había comprado en Minas Gerais.  Le encantó tanto que dijo que no lo dejaría en su despacho sino que se lo llevaría a su casa. Y conversamos sobre diferentes asuntos. Al día siguiente, mi desayuno fue con la profesora de español, Carmen Wyatt-Hayes, quien quería conocerme, uno por el idioma y otra porque había sido amiga de Eliane Karpe, con quien había participado en un proyecto de investigación en Stanford.  Eliane Karpe no era nada menos que la esposa de Alejandro Toledo, el presidente de Perú en esa época. Muy simpática y hablamos de tantas cosas y viajes entre otras, le encantaba Pablo Milanés y justo yo tenía algunas músicas de él e, inclusive había preparado para mi clase demostrativa de 'cómo trabajar con música' la canción de 'Mi unicornio azul'.. clase en la que ella, principalmente, participó.  El primer día que nos conocimos nos dimos tan bien, que ella alteró el schedule para colocarse todos los días de mi estadía en la parte receptiva del desayuno.  Fue asi que al segundo día viajamos hasta Ohio solo para visitar un café librería.  ¡Muy lindo por cierto!  Al igual que Carmen, tuve la oportunidad de estar con otros profesores durante el almuerzo y la cena.  Cada uno era agendado de tal forma que me buscaban y me dejaban en mi alojamiento.  ¡Todo pagado por la Universidad!  Y como me quedaba tiempo por las tardes, yo visitaba la biblioteca.  Un tip: siempre hay eventos anunciados en las bibliotecas de las universidades y sin costo alguno.  Fue ahi que me conocí con la bibliotecaria Nerin McFarland quien me ayudó bastante con bibliografías y libros interesantes e hicimos una linda amistad. Y fue ella quien me invitó a tomar lonche con apple cake en una tarde de nieve y me obsequió esas lindas tacitas de café.  Me dijo, para que nunca me olvidara de la nieve de los Estados Unidos. Y desde entonces, uso mis tacitas diariamente, cuidándolas bastante para que no se me rompan. Nuestra amistad se perdió desde que ella salió de Hillsdale, pero creo haberla encontrada ahora que está trabajando en un hospital de Grand Rapids.  Le he enviado un mensaje y ¡ojalá me responda!       
 
    Y bueno, para terminar esta historia ¡que fue real!, deseo compartirles una pequeña publicación de  esta visita y una entrevista que me hicieron.  Accedan la pg. 6/8 en https://academy.hillsdale.edu/file/newsletter/2006-Spring.pdf

    ¿Te decidirías a viajar a otro país intercambiando lo que realmente sabes hacer de mejor en tu profesión? De los muchos obsequios que has hecho a personas que te han visitado, crees que han sido muy bien valorados y cuidados como el caso de mis tacitas de nieve para el café? ¡Espero que te haya gustado mi historia! 



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