Historia de Mis Souvenirs: Los Balcones de Lima

 


     Venirte a vivir a un país y no traerte algo de la ciudad de dónde naciste es como no traer un pedacito de lo que es tuyo. Así fue con mi balconcito limeño hecho en madera y su único uso es el de colgar llaves.  Lo tengo en mi cocina y siempre me recuerda mi preciosa y adora Lima Limeña.  

    Estos balcones son una obra de arte perteneciente a dos períodos: - el que lucen las fachadas limeñas del siglo XVI donde se alzaron balcones llanos y abiertos y galerías abiertas y alargadas por toda la fachada de las calles del centro de Lima y en el segundo período a principios del siglo XVII donde empezaron a aparecer los balcones cerrados de cajón imponiéndose su predominio desde la década de 1620.  Estos balcones de cajón como luce mi pequeño souvenir, cuenta con tres estratos superpuestos: -el antepecho que es básicamente de tableros cerrados o abiertos y de alguna andana de balaustres o jarillas, -las celosías que son varillas de cedro entrecruzadas y -los balaustres, unidos con arquillos, donde tenían pequeños tableros sobre las que se asentaban los canecillos entablados que recibían la torta de barro de la cubierta.  

     Hoy en día aún existen estos balcones y se pueden apreciar sus tallados en madera de roble con diferentes estilos como los barrocos, los rococós, los republicanos y los de estilo neoclásico en pleno centro de Lima y Rimac, dándole un aspecto muy original y no solo al Arzobispado de Lima, la Casa del Oidor, El Palacio de Torre Tagle sino también a muchas casas que aún mantienen sus famosos balcones, que según cuenta la historia, eran perfectos para que las chicas miraran através de ellos sin ser vistas y durante los carnavales los muchachos mojaban a las chicas desde allí con sus pistolas de agua. 

     Estos balcones han representado siempre la idiosincrasia limeña y tuvo influencia árabe traída por los españoles en tiempos de la colonia, convirtiéndose así en una insignia de mi bella Lima, una de las altas razones por la que es considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.


    Sus medidas varían llegando a ser de 5 metros x 3,5 y otras muchas mayores que esas.  ¿Te imaginas lo emocionante que sería ver uno de estos balcones y apreciar toda su bellísima estructura tallada?  Yo tuve la oportunidad de ver uno bien de cerca, cuando en uno de nuestros viajes, llegamos a un restaurante en lo alto y en plena Plaza de Armas como se ve en la foto de arriba.  Por ahora, solo me queda apreciar y admirar mi balconcito todas las noches al colgar las llaves de la casa.    



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