Historia de Mis Souvenirs: el plato de Mamá Yrma
¡66 años de edad tiene este plato de cristal en forma de estrella! ¡Todo un desafío cuidarlo y mantenerlo intacto para que perdure unos 100 años! Fue uno de los recuerdos que me dejó mi mamá cuando me contaba que era un plato que le habían regalado para su boda. Ella lo sacaba pocas veces, en su cumpleaños o en la Navidad. Y servía sandwíches triples en forma de triangulitos que los hacían lucir bellos en el plato y luego yo lo utilicé algunas veces en los cumpleaños para colocar alfajores resaltando toda su apariencia, ya que se destacaba mucho por sus puntas en forma de estrella que sobresalían bajo los deliciosos manjares redondos con azúcar impalpable.
Hoy luce en una de las vitrinas esquineras del comedor. Si bien es cierto que hay que sacar las cosas en vida y disfrutarlas al máximo, no pasa lo mismo con este plato, o mejor dicho con la misma frecuencia, por el hecho de tener más valor sentimental y eso significa mucho para mí. Si mi mamá lo cuidó tanto, es mi deber seguir cuidándolo y admirándolo, especialmente, las veces que presta su función como un simple y a la vez lujoso plato, ya sea para una ocasión especial o para servirles algo a mis convidados, dignos y merecedores de toda esa atención y distinción privilegiada. Mientras tanto, en el cotidiano, seguirá siendo parte de unos de los adornos que tengo en casa hasta que uno de mis hijos lo lleve consigo y perpetúen así su existencia y su legado.
Para aquellos que no ven diferencia en el material y solo buscan una base dónde poder colocar bocaditos y servirlos, les diré que los de cristal son especiales, por el simple hecho de contener un elemento más puro que radia una luz blanca, hermosa por su limpieza, sensibilidad y por qué no decirlo, obtención de energía. Su brillo y formato de este plato de cristal especifícamente, corrobora lo antedicho al convertirse en una pieza ideal y genuina, digna de ser colocada en un banquete por su estilo sobrio y elegante.
Hoy en día casi no se ven en las tiendas, a no ser que quieras comprarlo en tiendas específicas para obsequios de bodas. Todo ese detalle y artesanalmente trabajado, infelizmente, se ha perdido con el tiempo, sea por su valor costoso o por su delicadeza y fragilidad. Entonces, hoy la gente es, o quiere ser más práctica y prefiere la vajilla de vidrio, de melamina o de plástico. A mí, particularmente, no me gusta nada que sea de plástico porque además de su aspecto irrisorio, le cambia el sabor a las comidas.
Y si pensamos en las fiestas de hoy, no se pueden comparar más con las fiestas de antiguamente, donde se arreglaba una mesa con el mejor mantel blanco de encaje y sus platos de cristales, porque de eso se trataba, de servir y darle lo mejor al convidado. Dicho sea de paso y abriendo un preámbulo en el interior profundo de los pensamientos, la dueña del mantel estaría viviendo su peor pesadilla en que si alguien vá a derrumbar algo en aquel mantel, especialmente si se sirve una chicha morada como refresco. Por eso es que ahora presenciamos el mundo de lo descartable. ¡Más práctico, -dicen algunos! ¡Se echa a la basura luego de usarlo, -dicen otros! ¡No hay que lavar nada - y aquí 'creen preocuparse con el desperdicio del agua, pero no con la contaminación del medio ambiente'. La verdad es que 'no', no están pensando en nada de eso y solo en su practicidad de tener menos trabajo, de no tener que lavar los manteles como antiguamente, con su azul para mantener el perpetuo blanco y plancharlo con un almidón que deje el mantel firme hasta la próxima ocasión y lavar las vajillas de cristales para que reluzcan hermosas.
Y si a todo esto le sumamos los platos descartables, los cubiertos descartables y los vasos descartables. ¡Para mí es toda una odisea! ¿Por qué será que a mi siempre se me rompe el tenedor por la mitad? Pánico le tengo cuando me sirven así. Me llevo la comida a la boca no solo con todo un cuidado artístico sino físico y que ni se me ocurra cortar el alimento, porque ahí si.. mitad del plástico volaría hacia los aires. ¿A ti no te ha pasado eso? Es desastrozo y vergonzoso.
Es por eso que pensando en estos detalles, te dejo esta reflexión. ¿Qué es importante y que valorizas en tu vida? ¿Tu bienestar o el de tu prójimo? ¿Guardas contigo un lindo recuerdo de tu mamá como el plato de cristal en forma de estrella de mi Mamá Yrma? Si algún día invitas a unas amigas o amigos a tomar un lonchecito, no dudes en sacar aquel plato de tus recuerdos que junto con tus convidados sé que le darán el valor que se merece. Una bella ocasión, ¿no te parece?
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